Thursday, June 17, 2010
De la natación y otras yerbas
Pierdo peso, lo sigo perdiendo, y ya ni los corpiños me quedan bien. El domingo tuve que salir corriendo a comprar uno que no me quede grande para ponerme debajo de un vestido blanco. El único que me va bien ahora es el último que compré en Victoria Secret's, uno de esos famosos Push-ups. Pero ese es demasiado, además de ser negro. Demasiado provocativo, creo, mostrando así mis tetitas tan juntitas que parecen tomates maduros. No, para un recital con alumnos de piano no es muy apropiado. Así que fui a Target y me compré un par. Ahora sí, se siente la diferencia.
Pero el tema es, ¿por qué bajo de peso? ¿Estoy enferma acaso? Hoy fui al médico otra vez para chequear esos problemas del estómago que anduve teniendo. Ahora estoy en 115 libras, o 52 kilos, el mes pasado cuando fui pesaba 117. A veces se me ocurre pensar que tal vez pierdo peso porque tengo cáncer o algo así. Mi tío, el hermano de mi mamá, murió de cáncer de estómago a los 59 años. Es que no estoy haciendo dieta. Pero lo que sí estoy haciendo es nadando. Empecé a nadar regularmente hace más o menos tres años, creo que empecé en Septiembre del 2007 en la YMCA de South Pasadena. Iba dos o tres veces por semana, por 30 minutos al principio, y después de a poco fui aumentando, 35, 40, 45, y ahora estoy en los 50 minutos, cinco veces por semana. En realidad, ya había hecho un poco en UC Riverside antes, en el verano del 2005. Iba la pileta de la universidad, al mediodía, además de ir en bicicleta esas 3 millas. En ese entonces yo miraba a los que nadaban, va y viene sin parar por horas, o eso parecía, y pensaba, cómo me gustaría poder nadar así, con esa regularidad, sin cansarme. Y algo bien debo haber hecho porque ahora nado así, por 50 minutos, parando sólo una vez en el medio para estirarme, y haciendo diez minutos primero con la tabla para entrar en calor.
El paso de 30 minutos, dos veces por semana, a 50 minutos, cinco veces por semana, fue gradual. Primero, tuve que conseguir la constancia, la regularidad de salir de la casa esos días a esa hora, quiera o no, a nadar. Ese fue el primer bache a superar. Después, aumentar el tiempo. De 30 a 35, de ahí a 40. Y eso no fue solamente una cuestión de superar la resistencia del cuerpo, del cansancio, de la falta de músculos. Eso fue también superar una resistencia mental de sentir que estoy perdiendo el tiempo, dedicándole a mi cuerpo todo ese tiempo, debería estar escribiendo o dando clases o practicando piano, y no nadando, así, malcriándome así. Vanidosa.
En el medio, en el 2008, vino el embarazo perdido que creó una pausa en todo. Después vino el ugly break-up, o la separación, que en realidad, me ayudó a conseguir lo que quería, porque para entretenerme con algo y no distraerme con lloriqueos y sintiéndome miserable, empecé a nadar más. Después me fui a una residencia de artistas en Joshua Tree, en el desierto, donde cuatro veces por semana iba a la pileta pública de la escuela secundaria de Yucca Valley, abierta para el público de 12-1pm. El calor era tal en mi cabañita que mejor irse a nadar y de ahí al Internet café hasta que el calor más fuerte pasara.
Y cuando volví a Altadena en agosto, empecé a ir cinco veces a la semana porque me di cuenta de que la natación también me ayudaba a calmar mi ansiedad, y me sirve un poco como forma de meditación. Porque si uno está nadando a un pulso estable y continuo, la respiración también se regulariza, y si a eso le agregás la cabeza, o sea, lo que yo hago es dejar que los pensamientos corran como locos y no prestarle atención a ninguno en particular, de esa manera no pienso en nada porque pienso en todo junto, bueno, ahí tenés meditación completa, que a mí sentada no me sale, pero nadando, sí.
Así que desde agosto del 2009 que vengo nadando cinco días a la semana, y a eso la doctora le atribuye mi pérdida de peso.
Ella me dijo que todo está normal en mi cuerpo, los tests y todo, aunque voy a hacer algunos más, y que la razón de que bajo de peso es porque no consumo suficientes calorías. Me está diciendo que tengo que comer más, yo que hice dietas desde los diez años, que siempre tuve que controlar mi peso, que tengo tendencia a engordar no importa lo que coma. Yo era "rellenita" según mi mamá, pero para otros era simplemente gorda. Sí, me está diciendo que se gastan muchas calorías nadando, como 400, y que al haber más músculo también me cambia el metabolismo. Crazy! Así que ahora en vez de controlar mis calorías para consumir menos, tengo que controlarlas para consumir más. ¿Te das cuenta? Si me hubieran anotado en natación cuando tenía diez años en vez de ponerme a dieta, ¡cuánto mejor sería! Nosotras (mis hermanas y yo) hicimos natación, cuando yo tenía ocho, pero después no continuamos. Aprendimos a nadar. Así que si quieren perder peso, o si su hijo, como mi sobrino y ahijado Augusto, tiene que perder peso, hagan ejercicio. Sí, comer sano ayuda, pero el ejercicio regular, ayuda más. Y si es natación, mejor todavía. Natación es bueno para la espalda, los brazos, las piernas, y encima, si vas a una pileta abierta como la del Rose Bowl de acá, mantenés un sexy bronceado todo el año. ¿Qué más querés? Y no digas que no tenés tiempo. Empezá con 15 minutos, y de ahí, subí. Cuando te quieras dar cuenta ya vas a estar por los 30 minutos y, si lo transformás en una rutina, no importa lo ocupada que estés, vas a encontrar el tiempo para ir a nadar, porque tu cuerpo te lo va a pedir.
Aunque, si sigo bajando, tendré que empezar a comer más porque con tanta piel suelta se me notan más las arrugas....
Pero el tema es, ¿por qué bajo de peso? ¿Estoy enferma acaso? Hoy fui al médico otra vez para chequear esos problemas del estómago que anduve teniendo. Ahora estoy en 115 libras, o 52 kilos, el mes pasado cuando fui pesaba 117. A veces se me ocurre pensar que tal vez pierdo peso porque tengo cáncer o algo así. Mi tío, el hermano de mi mamá, murió de cáncer de estómago a los 59 años. Es que no estoy haciendo dieta. Pero lo que sí estoy haciendo es nadando. Empecé a nadar regularmente hace más o menos tres años, creo que empecé en Septiembre del 2007 en la YMCA de South Pasadena. Iba dos o tres veces por semana, por 30 minutos al principio, y después de a poco fui aumentando, 35, 40, 45, y ahora estoy en los 50 minutos, cinco veces por semana. En realidad, ya había hecho un poco en UC Riverside antes, en el verano del 2005. Iba la pileta de la universidad, al mediodía, además de ir en bicicleta esas 3 millas. En ese entonces yo miraba a los que nadaban, va y viene sin parar por horas, o eso parecía, y pensaba, cómo me gustaría poder nadar así, con esa regularidad, sin cansarme. Y algo bien debo haber hecho porque ahora nado así, por 50 minutos, parando sólo una vez en el medio para estirarme, y haciendo diez minutos primero con la tabla para entrar en calor.
El paso de 30 minutos, dos veces por semana, a 50 minutos, cinco veces por semana, fue gradual. Primero, tuve que conseguir la constancia, la regularidad de salir de la casa esos días a esa hora, quiera o no, a nadar. Ese fue el primer bache a superar. Después, aumentar el tiempo. De 30 a 35, de ahí a 40. Y eso no fue solamente una cuestión de superar la resistencia del cuerpo, del cansancio, de la falta de músculos. Eso fue también superar una resistencia mental de sentir que estoy perdiendo el tiempo, dedicándole a mi cuerpo todo ese tiempo, debería estar escribiendo o dando clases o practicando piano, y no nadando, así, malcriándome así. Vanidosa.
En el medio, en el 2008, vino el embarazo perdido que creó una pausa en todo. Después vino el ugly break-up, o la separación, que en realidad, me ayudó a conseguir lo que quería, porque para entretenerme con algo y no distraerme con lloriqueos y sintiéndome miserable, empecé a nadar más. Después me fui a una residencia de artistas en Joshua Tree, en el desierto, donde cuatro veces por semana iba a la pileta pública de la escuela secundaria de Yucca Valley, abierta para el público de 12-1pm. El calor era tal en mi cabañita que mejor irse a nadar y de ahí al Internet café hasta que el calor más fuerte pasara.
Y cuando volví a Altadena en agosto, empecé a ir cinco veces a la semana porque me di cuenta de que la natación también me ayudaba a calmar mi ansiedad, y me sirve un poco como forma de meditación. Porque si uno está nadando a un pulso estable y continuo, la respiración también se regulariza, y si a eso le agregás la cabeza, o sea, lo que yo hago es dejar que los pensamientos corran como locos y no prestarle atención a ninguno en particular, de esa manera no pienso en nada porque pienso en todo junto, bueno, ahí tenés meditación completa, que a mí sentada no me sale, pero nadando, sí.
Así que desde agosto del 2009 que vengo nadando cinco días a la semana, y a eso la doctora le atribuye mi pérdida de peso.
Ella me dijo que todo está normal en mi cuerpo, los tests y todo, aunque voy a hacer algunos más, y que la razón de que bajo de peso es porque no consumo suficientes calorías. Me está diciendo que tengo que comer más, yo que hice dietas desde los diez años, que siempre tuve que controlar mi peso, que tengo tendencia a engordar no importa lo que coma. Yo era "rellenita" según mi mamá, pero para otros era simplemente gorda. Sí, me está diciendo que se gastan muchas calorías nadando, como 400, y que al haber más músculo también me cambia el metabolismo. Crazy! Así que ahora en vez de controlar mis calorías para consumir menos, tengo que controlarlas para consumir más. ¿Te das cuenta? Si me hubieran anotado en natación cuando tenía diez años en vez de ponerme a dieta, ¡cuánto mejor sería! Nosotras (mis hermanas y yo) hicimos natación, cuando yo tenía ocho, pero después no continuamos. Aprendimos a nadar. Así que si quieren perder peso, o si su hijo, como mi sobrino y ahijado Augusto, tiene que perder peso, hagan ejercicio. Sí, comer sano ayuda, pero el ejercicio regular, ayuda más. Y si es natación, mejor todavía. Natación es bueno para la espalda, los brazos, las piernas, y encima, si vas a una pileta abierta como la del Rose Bowl de acá, mantenés un sexy bronceado todo el año. ¿Qué más querés? Y no digas que no tenés tiempo. Empezá con 15 minutos, y de ahí, subí. Cuando te quieras dar cuenta ya vas a estar por los 30 minutos y, si lo transformás en una rutina, no importa lo ocupada que estés, vas a encontrar el tiempo para ir a nadar, porque tu cuerpo te lo va a pedir.
Aunque, si sigo bajando, tendré que empezar a comer más porque con tanta piel suelta se me notan más las arrugas....
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si tesalen las arrugas, un peeling y buenas cremas ayudan bastante!!! comprate linda ropa y segui nadando que hace mejor que comer por comer!!!
ReplyDeleteAugus hace natacion 1 vez x semana y futbol 2 veces, pero evidentemente como mucho mas de lo que nada y corre!!!! pero tambien crece y no le importan las arrugas!! besos
suerte que Augus no sabe leer!!!
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